domingo, 22 de junio de 2014

"Los pájaros de la noche" 1ra parte- cuento

Me encontraba en mi cama mirando el mismo punto del techo que admiré durante horas el día anterior a ese. Ya no sabia dónde mirar; cada rajadura o mancha de humedad dentro de la habitación habían sido recorridos por mi mirada cada noche desde hacía meses.Y digo meses porque la falta de sueño me hizo perder la noción del tiempo.
Toda manchita nueva se convertía en una excusa exquisita para pasar el rato encontrándole formas que ni la imaginación de mi sobrino de 5 años podría siquiera llegar a notar. Siendo ademas un buen motivo para atrasar el hecho de que debía pintar mi habitación.
Los días parecían tan cortos que tuve que empezar a escribir las cosas que hacía porque, llegada la noche, no podía recordar ni lo que almorcé. Pero las noches... esas malditas noches eran insoportablemente largas. Y no crean que exagero. Salí, caminé, troté, corrí, fumé, tomé, leí, cociné, escribí, pinté y probé un sin fin de actividades y sustancias, que uno puede recurrir sin tener la necesidad de molestar a alguien mas, y aun así, todo me aburría o no causaban el efecto que normalmente provocaría en otras personas. Solo logré cansar a mi cuerpo un par de veces, pero nada saciaba la necesidad de mi cerebro por mantenerse despierto y activo.
Finalmente opté solo por acostarme en mi cama todas las noches y esperar con ansias la llegada del sueño mientras veía las formas que tomaban esas manchas de humedad que, lamentablemente ahora, dejaban de tener el encanto que me motivó a observarlas en algún momento.
A la mañana siguiente, siendo fin de semana largo, tuve la determinación de limpiar mi cuarto, pintar, desechar cosas y muebles que ya no usaba y cambiar un poco la distribución de lo que quedaba. Supuse que quizás las distracciones eran lo que me mantenían despierto así que intente no dejar nada que pueda despertar en mi el mas mínimo de interés, por mas insignificante que parezca.
Recuerdo haber quitado libros, sabanas con dibujos o formas, toda la ropa la guardé en el ropero, adornos, fotos, relojes, todas esas cosas que podrían dar pie a mi cabeza a imaginar lo que sea o simplemente recordar momentos del pasado.
Sin grandes esperanzas de haber logrado algo, me encontraba otra vez postrado en mi cama, ahora, posicionada de tal modo que mis pies apuntaban hacia la fría y limpia pared blanca, y la cabecera hacia la ventana. Esta vez solo me distraía el cansancio físico regular que me había dejado la actividad del día.
Pasaban las hora y solo lograba desesperarme en vez de relajarme. Ese tipo de estrés de un día demasiado agobiante en el trabajo me invadió. O no, incluso la sensación era peor, como cuando muere un ser querido. Mi pecho comenzó a oprimirme. Creo que estaba teniendo un ataque de pánico. La respiración se volvió agitada y unas muy fuertes ganas de gritar recorrían todo mi cuerpo. Las lagrimas recién se desprendían de mis ojos cuando escuché un ruido detrás de mi cabeza. ¿Era un picoteo? Volteo y veo un pajarraco amarillo oscuro y casi tan alto como el ancho de mi palma, posaba fuera de mi ventana.
Ahora lo pienso y me parece increíble; ese pájaro interrumpió lo que parecía que se estaba convirtiendo en colapso nervioso. En el momento no me percate de este detalle, solo me concentraba en tratar de adivinar qué era exactamente lo que quería. Saltaba de una esquina a la otra, miraba mi habitación, me miraba a mi, miraba hacia atrás. Frío no hacía, ¿porque le habría de abrir la ventana, si después me terminaría defecando mi cuarto recién pintadito y limpio?¿lo perseguía alguna amenaza? lo dudo, la ventana no daba hacia ninguna terraza donde lo pudiera esperar algún gato. ¿Entonces porque se mostraba ansioso por entrar?. Sonará alocado pero tampoco parecía perdido. Él sabía que debía estar adentro y no afuera. Se me ocurrió golpear el vidrio con la uña de mi indice para llamar su atención. Para mi sorpresa el pájaro respondió al sonido y picoteó el vidrio como yo lo hacía con mi dedo. Cada vez que lo hacia, él me respondía. Incluso repetía el ritmo y la intensidad con la que yo golpeaba mi ventana. Debo admitir que me cautivó y dio mucha ternura, así que dejé que entrara.
Al abrir la ventana voló hacia dentro y comenzó a dar vueltas en círculos por el techo, al rededor de mi cama. Pensé en la suerte que tenia ese pájaro de que no haya encendido el ventilador unas horas antes.
No recuerdo cuánto tiempo estuvo revoloteando, pero si sé que lo suficiente como para empezar a caer en el aburrimiento de siempre.
Otra vez volvía la angustia de no poder dormir, ahora con ese tonto pájaro dando vueltas.
Cuando creía que su presencia empeoraría las cosas por los ruidos molestos que emitía, lo vi tomar carrera colocándose en la esquina mas alejada de la pared que tenía enfrente mio y se abalanzo hacia ella como si no hubiera nada mas que un campo llano para volar libremente. Cerré instintivamente los ojos al esperar el impacto del pájaro contra la pared, pero en vez de eso, un silencio como nunca antes presente en mis oídos invadió todo el cuarto.
Me sentía como en una cámara anecoica. De repente no podía escuchar nada mas que mi sangre fluir por mi cuerpo, era tan aterrador que me erizó la piel.
Al levantar la mirada miedosa de ver al animalito en las peores condiciones, me encontré con que había desaparecido. En su lugar, una mancha de humedad sin forma, que en un principio pensé que era su sangre, reposaba sobre la pared que, no lo olviden, ¡Pinté esa misma mañana!.
Mi cara de frustración se vio opacada en segundos por mi cara de asombro al ver a otro de esos bichos pero aun mas pequeño y de otro color mirándome desde el pie de mi cama.
En menos de lo que podrían imaginarse mi habitación estaba lleno de todo tipo de aves; todos los tamaños, colores y razas que conocía y desconocía estaban revoloteando a la par como lo hizo el primero de ellos. Y de a uno, fueron todos a lo que parecía ser, el estrellarse contra el muro sin motivo alguno. Era increíble lo que mis ojos decían que estaban viendo: todos ellos atravesaban la pared pero sin dañarse y dejando detrás suyo pequeñas manchas uniformes.
... y el silencio reinó de nuevo....

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